PUEDO LLEVAR UNA AMIGA
- Cristopher Cacique
- 13 feb 2017
- 13 Min. de lectura
Parecerá una frase hecha, pero no hay nada más cierto que eso de "las cosas salen mejor cuando no se las planea".
La calurosa mañana de un domingo desperté con fuertes deseos sexuales. La clase de deseos que sabes que una paja no te va a calmar. Mi primera idea fue contactar alguna amiga para invitarla a mi departamento y pasar el día juntos pero no conseguí quedar con ninguna. Evidentemente los domingos por la mañana nadie está disponible.
Mi segunda idea fue la de buscar alguna dama de compañía en el Internet. Tenía la idea de que era sencillo encontrar chicas por Internet, pero pequé de ingenuo, sorprendentemente no encontré demasiadas opciones. Obtuve 4 números, e intente ponerme en contacto con las chicas sin embargo solo me fue posible comunicarme con una.
Se presentaba como Leticia. Y se describía a sí misma como una madura caliente.
-Hola que tal, Leti?
-Si?
-Te saluda Robert. Vi tu número en un anuncio.
-Aja?
-Estas disponible hoy?
-En este momento no, llámame en una hora y te confirmo.
-Dale, no hay problema.
Me resultó desalentador el tener que esperar tanto tiempo para saber si Leticia podía venir o no. Entonces decidí aprovechar la mañana y me distraje en otros asuntos concernientes a la limpieza de mi departamento.
Sin darme cuenta paso la hora que Leticia me había pedido, y esta vez fue ella quien llamó.
-Hola Robert.
-Hola Leticia, dime que si nos vemos hoy.
-Si. Si puedo.
-Qué bueno. Ahora con este calor que hace nos tomamos una cerveza o un whisky y la pasamos bien rico.
-Está bien, amor, pero puedo ir con una amiga?
-Una amiga? Cómo es eso? Ella también...
-No, No, ella está embarazada, se está quedando en mi casa y no quiero dejarla sola.
-Mmm no lo sé, te seré sincero es la primera vez que estoy haciendo esto y no sé cómo funciona.
-Ella no incomodara en nada, puede estar en otra parte, mientras tu y yo estamos juntos.
-Bueno, está bien. Te paso la dirección en un mensaje.
No sentía demasiada confianza respecto a la compañía de su amiga. Después de todo iba a ser la primera vez que iba a quedar con una escort y ya de por si estaba nervioso. Le envié la dirección y quedamos en el precio, que me pareció bastante económico para lo que pensaba.
Mi nerviosismo empezó a desaparecer con la primera cerveza que tomé durante la espera por Leticia. A la segunda cerveza ya estaba al palo, a la tercera sonó el timbre.
Corrí a la puerta, y pregunte:
-Quien?
-Soy Leti.
Mi corazón palpitaba con fuerza y abrí la puerta rápidamente. El primer golpe de vista fue algo fuerte. En mi mente me había hecho la idea de que Leti era una MILF espectacular, pero lo cierto es que en realidad era una señora mayor bastante venida a menos. La gruesa capa de maquillaje poco o nada hacía por ocultar la edad de la señora.
Sin embargo junto a ella se encontraba una señorita mucho más joven, morena, de lacios cabellos negros recogidos en una cola de caballo. Ella vestía un largo vestido de color naranja atravesado por franjas rojas, el vestido iba bastante ajustado a su cuerpo y hacia que su torso luciera bastante apetecible. El embarazo había hinchado sus senos hasta hacerlos lucir gigantescos. Yo le calculaba unos 8 meses a juzgar por la dimensión de su barriga.
Las invite a pasar al departamento y nos acomodamos los tres en la sala. La embarazada en el sillón más grande, yo y Leticia frente a frente en los sillones individuales. De entrada y a pesar de la cerveza me costó mucho intentar socializar con las chicas. Es que Leticia no era para nada lo que esperaba. No había forma posible de que ella me calentase. Era una señora muy mayor, yo creería que incluso tenía hasta nietos. No es que me disgustara la idea de follar una abuela, pero hay abuelas y Leticias. Sus senos estaban caídos, llevaba una blusa y brasier negros. Además de una falda que era demasiado corta para su edad, y para su celulitis.
Como había prometido le ofrecí cerveza y whisky, ella prefirio lo segundo, la embarazada prefirió un jugo de naranja, yo en cambio fui por otra cerveza. Al calor de las copas la situación se fue acomodando. Empezamos a conversar con mayor confianza. Descubrí entre otras cosas que la embarazada respondía al nombre de Paola.
Ya entrados en temas sexuales Leticia contó que llevaba años en el negocio y que hace años también había perdido la cuenta de los hombres con los que había estado y que la última de sus víctimas había estado con ella apenas la noche anterior.
La situación de Paola era diferente, ella si tenía meses sin sexo. De hecho, la última vez que lo tuvo, quedo embarazada. La situación despertó risas en Leticia, en mí y finalmente en Paola, que me dio la impresión de que no podía dejar de mirarme. Y a decir verdad cada tanto yo también me quedaba colgado mirando sus hinchados senos. Podría llevar un bebé dentro pero un par de tetas es irresistible a la vista.
De pronto en la sala del departamento ya reinaba un ambiente de confianza. Leticia, experimentada, seguramente sabía cómo manejar la situación porque de pronto empezó a elogiarme, a decirme cosas, que era el chico más guapo que se iba a comer, que la calenté desde que me vio. La carne es débil, de pronto la idea de follarme a esa vieja ya no parecía tan descabellada.
Fui por otra cerveza, le serví más whisky a Leticia y puse algo de música. Ella se puso de pie y vaso en mano empezó a bailar. Yo ya estaba algo mareado por la birra y empecé a bailar junto a ella. Me empezaba a calentar mucho la situación. Estábamos bailando muy pegados y Paola miraba curiosa toda la situación. Leticia me acariciaba ocasionalmente, y ese contacto me iba encendiendo lentamente.
En medio de la danza Leticia quedo detrás de mí y yo quede de frente a Paola, entonces impunemente Leticia poso sus manos sobre mi bulto y empezó a acariciarlo sobre mi pantalon ante la atenta mirada de la embarazada. Las manos de Leti recorrían la extensión del bulto que se marcaba en mi pantalón. Mi rostro se llenó de placer, los años no habian pasado en vano para Leti, quien definitivamente sabia como manejar una verga.
De pronto las hábiles manos de Leticia soltaron el botón de mi pantalón y deslizaron hacia abajo mi cremallera. Paola tenia la mirada clavada en la situación y yo tenía mi mirada clavada en sus gigantescos pechos. Entonces Leticia dejó salir mi pene de la prisión en que estaba. Aprisionado dentro de mi ropa interior no había podido adquirir toda su magnitud. Sin embargo la cabeza ya se mostraba lubricada debajo de la cobertura del capuchón. Leticia la acariciaba al bailar por lo que el miembro iba cobrando grosor y longitud. Las venas alrededor de mi tronco, se volvían duras ante el veloz bombeo de sangre recorriendo mi falo. Quien estaba encantada con la situación era Paola.
Mientras seguíamos bailando, Leticia me masturbaba delicadamente, con mi miembro al aire y ganando en longitud y grosor, mi mirada se perdía entre los senos de Paola, a la vez que Leti dejaba al descubierto mi glande ante cada recorrido que su mano daba a mi mástil.
En mi sala ya no había lugar para los buenos deseos, ni maneras. Al punto que Leti y yo ya tomábamos el whisky directamente de la boca de la botella. Ya ni disimulaba que las tetas de la embarazada me volvían loco, que su mirada clavada en lo que Leticia me hacía era lo que realmente me estaba obnubilando. Sin dudas, la situación se tornaba cada vez más excitante.
Leticia me masturbaba con mayor vehemencia al bailar, sus dos manos no bastaban para cubrir la extensión de mi mástil. La situación de pronto se vio interrumpida cuando Paola se empezó a ponerse de pie.
- A donde te vas?
Le pregunte enojado haciendo señas de que no se levante.
- A la cocina, allí atrás, los dejo solos.
- No, tú te quedas aquí.
Dije con autoridad mientras me acercaba cada vez más a ella, a la vez que me acercaba, su mirada se podía sostener menos en la mía y se deslizaba hasta llegar a mi verga a medida que me acercaba más a ella.
- Que paso? Tenías mucho sin ver una?
Le pregunté. Paola se había quedado muda. Ya frente a ella le pedí que la acaricie, lo que causo que se sonroje y agache la mirada.
- Se hace la que no quiere pero se muere de ganas.
Dijo Leticia quien se había convertido en espectadora. Me agache frente a Paola y sin respeto alguno por ella y por el ser que llevaba dentro toque su seno izquierdo, lo sostuve entre mis manos y lo estruje con delicadeza. Me sorprendió la suavidad de su pecho.
Paola no emitió quejido o rechazo alguno. Entonces agarre sus dos senos, los junté, los separe, los acaricié y di un beso en cada uno. Me puse de pie y puse mi pene frente a ella. Acaricié su lacio cabello, Paola levantó la mirada y sin pensarlo más engulló mi pene. Primero la cabeza y poco a poco fue introduciendo el resto.
- Te dije que se moría de ganas.
Dijo entre risas Leticia. Pensé que tal vez le incomodaría verse superada por su acompañante, pero estaba muy tranquila. Quien empezaba a perder la cordura era Paola que no podía despegarse de mi tranca, la lamia y chupaba con devoción. Estaba empeñada en disfrutar cada centímetro, cada vena, cada textura.
Poco o nada me importo su embarazo cuando empecé a empujar más y más mi verga dentro de su boca. Me excitaba sentirla abriendo más su boca permitiendome que mi pene llegue a lo más profundo de su garganta. Y la verdad, una vez que uno cruza esa línea que separa la locura de la cordura, no hay vuelta atrás. Le hice señas a Leticia de que se nos una. No dudo un segundo. Dio un sorbo de la botella de Whisky. Me la ofreció y di un sorbo mientras los pechos de Paola bamboleaban a la vez que mi verga entraba y salía de su boca.
Le pedí a Leticia que me desnude, entre besos y caricias me quitó la camisa. Luego de rodillas me ayudó a quitarme el pantalón. Ahora completamente desnudo como estaba sentía que con la ropa también se había ido todo pudor y respeto.
Saque mi verga de la boca de Paola y empecé a golpear su rostro con mi verga. Paola no se lo esperaba y me miro con desaprobación y rechazo.
-Tranquilo, que te pas...
No terminó de decir la frase y le di una cachetada que la dejo muda. Leticia también estaba atónita con la situación. Los ojos de Pao estaban ya rojos por la mamada que me daba, ahora se habían vuelto vidriosos.
-Eres un animal.
Dijo Leticia que se estaba poniendo de pie muy enojada.
-Quédate, te voy a pagar a ti y a ella el triple de lo que habíamos acordado.
Dubitativa, Leticia se puso de rodillas de nuevo.
-Que mierda te pasa Leticia, no ves que me pego?
-Necesitamos el dinero Pao.
La situación no podía ponerse mejor. Agarré a Paola de los pelos y levanté su rostro dejando mi verga delante de ella nuevamente.
-Sigue mamando.
-Despacio recuerda que está esperando un bebe.
Me dijo Leticia suplicante, pero Paola se mostraba reticente. Escupí su rostro, la agarré del cabello y empecé a pasar mi glande por la saliva que había quedado en su cara.
-Chúpalo.
Le pedí y Paola no puso más oposición y se dedicó a continuar con su faena de sexo oral. Leticia miraba la situación asombrada. Su asombro únicamente se vio interrumpido ante mi pedido de que ayude a Paola a ponerse de pie y la desnude para mí. No pasó un segundo de que la embarazada se despegó de mi verga y ya extrañaba sentir su boca.
Delicadamente ayude a Leticia a quitar el vestido de Paola. Jamás imaginé que una mujer embarazada pudiera verse tan sensual. Su ropa interior gigantesca. Su barriga hinchada, sus pechos enormes, su ancha cadera. Todo me parecía tan rico, tan exótico.
-Bájale el interior.
Le dije a Leticia, que en un 2x3 ya estaba de rodillas deslizando el interior blanco de la embarazada.
-Ayúdala a ponerse de rodillas.
Pao quiso oponerse pero una nueva cachetada la sometió. Una vez las dos estuvieron de rodillas, empecé a pasar mi verga por el rostro de Paola, dando leves azotes con mi mástil sobre su frente y mejillas. Mientras, le hice señas a Leticia que me alcance el cinturón de mi pantalón. Una vez que tuvo el cinturón le pedí
-Átale los brazos atrás del cuerpo.
-Por favor tengan cuidado.
Pidió suplicante Paola. Mientras Leticia ataba a su amiga, se me ocurrió una perversa idea, me dirigí a la cocina y busqué un cuchillo. Las chicas estaban petrificadas al verme entrar.
-Te suplico que no me hagas daño.
Dijo Paola cuando vio que me acercaba a ella con el cuchillo. Cerró los ojos con fuerza. Su respiración se cortó cuando sintió el frío del metal sobre la parte central su pecho. Con un rápido movimiento corte su brasier. Y de su interior cayeron dos enormes globos de morena carne.
Sus pechos, normes, inflados, preciosos, me calentaron salvaje mente. Su aureola estaba muy oscura producto del embarazo, su pezón tenía el tamaño y forma de un chicle masticado, pasé el cuchillo con mucha delicadeza alrededor de su pezón y aureola y me complació sentir su dureza cuando lo apreté entre mis dedos. A pesar de la violencia, la embarazada disfrutaba de la situación. Los pezones no mienten.
Arroje el cuchillo al otro extremo de la sala. Y no fue hasta entonces que Leticia volvió a la vida, temblaba.
Para sacarla del susto pedí a Leticia que bese el cuello de Paola mientras yo me arrodillaba y me aprestaba a devorar los pechos de la embarazada. Entonces pasó algo que me genero mucho placer, uno de los mayores y más perversos de mi vida. Al arrodillarme, mi glande se deslizo a lo largo de vientre. Mi caliente verga se resbalo por su barriga de embarazada dejando rastros de líquido preseminal sobre el vientre y cuando quede justo delante de sus pechos, mi verga quedo pegada a ella. De rodillas empecé a chupar sus pezones, a lamer sus aureolas, a succionar sus picos como si no hubiera un mañana.
Entonces la tarde dio otro giro inesperado, sus pezones dejaron de saber a nada y de pronto un delicioso sabor empezó a inundar mi boca, me despegué de sus senos y vi como del seno que chupaba goteaba un líquido blanco, que reconocí como leche. Le chupé tanto los pechos que le saque leche. Mientras Leticia seguía comiendo el cuello y la nuca de su amiga, quien empezaba a bloquear el miedo y se dejaba llevar por el placer, ese que no sentía hace meses.
Deje de lado el pecho del que salió leche y empecé a chupar el otro, una vez más lo chupe con tal vehemencia que saqué leche de su seno. Pero esta vez no trague ese delicioso néctar, lo guarde en mi boca, me puse de pie y escupí parte de la leche sobre Paola.
La mujer se mostró asqueada. Agarre a Paola del cabello, con mi glande limpié la saliva y la leche materna de su cara, y con fuerza la puse a chupar. Mientras Leticia había encontrado su lugar en el mundo comiendo el cuello y espalda de la embarazada. Ocasionalmente lanzaba miradas curiosas a la felación que su amiga me daba. Ahora, Paola parecía no disfrutar lo que le estabamos haciendo.
-Leti, y si juegas un poquito con la conchita de Pao?
-No por favor, puede ser peligroso.
-Pao, tranquila, yo no te voy a hacer daño,
Dijo Leticia mientras empezaba a acariciar el coño de la embarazada.
Bastaron un par de caricias y Paola volvió a sentirse en confianza, su rostro denotaba que volvía a disfrutar la situación. Tenía una verga llenándole la boca, y un dedo curioso recorriendo su vagina. A medida que Paola disfrutaba, yo retomaba mi violencia. La agarraba del cabello y la metía hasta el fondo de su garganta. Mi verga salía de su boca llena de hilos de saliva. Y golpeaba su rostro con la base de mi glande.
-Wow
Se asombró Leticia.
-Mira lo mojadita que esta.
-Te gusta lo que te estamos haciendo?
-Si...
No termino de decir y volví a escupir el rostro de Pao.
- Si? Te gusta?
- S...
Una bofetada la interrumpió. La agarré del cabello nuevamente y empecé a follarle la boca. Noté que finalmente ambos disfrutábamos mucho la situación. Mientras, Leticia seguía masturbando por la espalda a su amiga.
Entonces fui testigo del más grande orgasmo que haya visto nunca a una mujer, la vehemencia del orgasmo hizo que Paola se separe de mi verga arqueando su cuerpo hacia atrás quedando pegada a Leticia, quien una vez vio que su amiga llego al cielo del placer, empezó a estimularle los senos ocasionando que sus dedos se humedezcan ahora no de los jugos vaginales de Pao, sino de pequeñas gotas de deliciosa leche materna.
Pao estaba obnubilada, no había vuelto a la tierra, seguía viajando por el espacio en medio de un orgasmo, el verla así, con su rostro lleno de saliva, su propia leche y liquido preseminal era una imagen demasiado preciosa, pero faltaba una pincelada mas para culminar la obra de arte.
Empecé a masturbarme delante de ella y eyacule sobre su moreno rostro. Gruesos chorros de espeso semen cayeron sobre su cara. Finalmente la obra estaba concluida. Paola seguía disfrutando de su orgasmo. Agarre ahora a Leticia del cabello, de rodillas la llevé hasta quedar frente a Paola y entendió el mensaje, empezó a lamer el semen, la leche y la saliva del rostro de Paola.
-No te lo vayas a tragar, no es tuyo.
Una vez Leticia la limpió a su amiga. La jalé y la hice ponerse de pie. De un golpe con mi flácida verga sobre su rostro, desperté a Paola de su sueño.
-Abre la boquita.
La embarazada no opuso resistencia. Leticia se agacho y escupió todo el contenido de su boca dentro de la boca de Paola. Quien de un trago desapareció el coctel que le había preparado. El ver lo cerda que fue Pao me calentó de nuevo. Junto a Leticia la ayudamos a ponerse de pie, la desatamos y la dejamos descansar en el sillón.
Me senté junto a ella y la bese con mucha delicadeza, le pedí disculpas por la violencia. A lo que ella respondió con una sonrisa, me dijo que al inicio le había costado, que estaba muy asustada pero termino disfrutando mucho la situación. Intercambiamos caricias, yo acariciaba su vientre y ella masturbaba mi verga que estaba erecta de nuevo. Leticia nos miraba sonriente desde el otro extremo de la sala tomando whisky.
-Déjame seguirla chupando.
Me pidió Paola casi suplicando. Me puse de pie y esta vez fue ella quien manejo la situación. Me dio una gran mamada, con mucha pasión, se notaba cuanta falta le había hecho sentir una verga. No tarde demasiado en acabar dentro de su boca. Dos gruesos chorros cayeron en su lengua y tres chorros más finos fueron directamente por su garganta. Gustosa, Paola se tragó la leche.
Una vez concluida la faena, la embarazada me presto el baño y se dio una ducha. Mientras Leticia y yo acordamos el tema económico. Como habiamos acordado le pague el triple de lo prometido, mas unos ahorros extras para Paola y su bebé
Finalmente nos quedamos un rato conversando en la sala. Paola estaba preciosa, estaba feliz y como su brasier había quedado inservible sus enormes pezones y morenas aureolas se marcaban debajo su vestido, incluso pude distinguir una mancha de humedad producto de su leche materna formándose sobre uno de sus senos.
Nos despedimos y nos prometimos que después de que Pao dé a luz nos volveríamos a ver. Le hice prometer a Paola que la primera verga que tendría dentro siendo oficialmente mamá seria la mía.
Cuando se fueron las chicas me di cuenta de que efectivamente "las cosas salen mejor cuando no se las planea".

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