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LA SOMBRA PARTE 2

  • Foto del escritor: Cristopher Cacique
    Cristopher Cacique
  • 13 feb 2017
  • 6 Min. de lectura

Dalia estaba hincada en el piso, aferrándose a las linternas como si la protegieran de todo lo que iba a venirse. La tenue luz iluminaba a escasos centímetros a su alrededor. Comenzó a sentir como las sombras se acercaban a ella y la tocaban. Sentía frío y la sensación de algo rozar su piel. Corrió sin rumbo por toda la tienda, quería regresar a su oficina. Tomó todas la lámparas que pudo cargar y solo llegó con una encendida al llegar al área de pisos. Tropezó en las alfombras que había ahí y cayó amortiguada por las mismas. La lámpara que tenia encendida rodó a unos metros de ella y solo iluminaba una parte de un estante lleno de alfombras colgantes, al querer incorporarse para ir por la lámpara sintió como unos brazos fuertes la tomaban fuertemente a través de la alfombra. Primero sus brazos y después las piernas, no pudo contenerse y gritó hasta lastimar su garganta. Su corazón palpitaba casi al punto del colapso y de pronto lo que parecían ser unas manos frías tapó su boca para que no gritara. Estaba completamente inmovilizada, no sabía qué hacer, el miedo y el terror se transformó en desconcierto y aberración. Otras manos que surgían de las sombras la manoseaban morbosamente. Apretando sus pechos y acariciando su estomago y vientre. Una mano más acariciaba su intimidad concupiscentemente presionando y haciendo movimientos circulares. La joven completamente aterrada y desconcertada. No sabía que iba a pasar. El miedo poco a poco se iba transformando en una sensación de desesperación y excitación. No podía creer lo que pasaba, su respiración se hacía agitada y sintió como las manos que la aprisionaban suavizaban su agarre y lo que la sujetaba fuertemente se convirtió en manos que la acariciaban por encima de su ropa causándole placer.

En instantes se dejó llevar por aquellas sensaciones extrañas; miedo, excitación, claustrofobia. Cuando comenzaba a disfrutar en cierto modo aquello, descubrió que no tenía ninguna mano que la sujetaba y que era ella misma quien se tocaba. No comprendía que pasaba y se levantó repentinamente, al querer alcanzar la luz sintió una presencia detrás de ella. Al voltear vio como una forma humanoide se materializaba frente a ella, surgiendo del piso obscuro. Era grande y tomaba la forma de una persona que se acercaba lentamente para tomarla. Quiso correr pero no pudo, cuando pensaba que algo malo iba a suceder se venció y dejo caer la lámpara. Ya no podía huir mas, estaba acorralada y la luz comenzaba a parpadear indicando que las pilas se agotaban. La sombra se fue sobre de ella sujetándola por la cintura, la arrojó intempestiva y violentamente sobre un montón de alfombras, enseguida vio como su ropa era desgarrada y despojada rápidamente de su ropa interior. Sintió como aquello la mordía en el cuello y poco a poco bajaba por sus pechos para lamerlos y mordisquearlos, mientras que otras sombras la acarician en todo su cuerpo sin pudor. Sin saber que hacer cerró los ojos y se dejó tomar por aquellas sombras. Un gran regocijo se apoderó de ella cuando las sintió que la tocaban sutilmente en sus partes intimas, la humedad en su entrepierna se apoderó de ella y dejó escapar emitió gemidos sordos de placer. No había experimentado aquello jamás y era demasiado excitante, su corazón palpitaba rápidamente y jadeaba con morbo.

La sombra se montó encima de ella, con un deseo obsceno sintió que varias bocas chupaban y mordían sutilmente sus pechos, mientras que varios dedos acariciaban su vientre y se introducían rápidamente en su sexo para masturbarla con furia. El dolor se hizo presente; pero a la vez un placer extraño. Esos dedos y manos recorrían su interior adentrándose y haciéndola sentir un inmenso éxtasis. Mientras que las lenguas y bocas que lamían sus pechos fueron bajando por su cuerpo hasta detenerse en su sexo.

Una de aquellas lenguas se introdujo en lo más profundo de su ser, tocando puntos sensibles en ella que no sabía que existían. Aquello exaltó todos sus sentidos al sentir el contacto de una cabeza entre sus piernas que relamía su vagina con bastante lujuria. En un instante y antes de que alcanzara un orgasmo. Una sensación de algo suave y voluntarioso se deslizó dentro de ella, e hizo que comenzara a gemir, tratando de sacar toda aquella pasión que emanaba de su interior. Al mismo tiempo una extraña lengua, suave y larga. Se introdujo en su garganta, mientras que algo firme y viril la penetraba con suavidad y diligencia, la estreches de sus entrañas le provocó aun mas placer por el miembro extraño que estaba dentro de ella. No se explicaba que estaba pasando; pero entre aquello que entraba y salía rápidamente de sus entrañas, en conjunto con la humedad que la inundaba. La hicieron sentir un enorme placer, algo indescriptible, experimentó el vaivén de unas caderas empujando su humanidad rápida y firmemente. Mientras que manos y bocas se deleitaban con su cuerpo, mordiendo, acariciando y lamiendo por todo sus rincones, aumentando más las sensaciones de placer y morbo en ella. De pronto algo ocurrió. En el intenso acto sintió que unos fuertes brazos la levantaban extendiendo sus extremidades, brazos y piernas.

Comenzó a sentir dolor y humillación y después de eso, el terror de ser tomada con una intensa brutalidad y placer. Aceptando su momento, se dejó llevar por esas emociones, dolor, placer, humillación y miedo, todo mezclado hizo que llegara al clímax de una relación sexual extraña y aterradora. En el momento que llegaba al orgasmo sintió como unas manos fuertes apretaban su cuello quitándole el aire, tratando de matarla. Quiso aferrarse a la vida mientras se asfixiaba y a la vez experimento varios orgasmos y una sensación de muerte. Lanzó un grito ahogado de placer y terror y pensó que era el final de su vida…

-i Dalia! iDalia!- escuchaba que le gritaban Se incorporó rápidamente y se dió cuenta de que se había quedado dormida sobre la mesa de la sala de juntas, estaban todos los jefes ahí y tan solo rió y se disculpó con los presentes que, en tono de burla hicieron comentarios sobre ella y su trabajo. No escuchó más y se dirigió rápidamente al baño, se lavó la cara y se vio al espejo, Notó entonces cierta humedad en su pantaleta y al revisar estaba empapada.

El sueño había estado muy intenso. Transcurrió la junta y apenas si pudo hilar las ideas del curso. Su mente trataba de comprender que había pasado, el sueño había sido tan real; pero finalmente solo había sido un sueño. Al terminar con la capacitación se dirigió a su oficina y desconcertada se quedó ahí con la mirada perdida pensando en todo lo que soñó. Entonces se paró de la silla y salió rápidamente, dirigiéndose a Auditoria, al llegar a la oficina buscó entre las cajas y no encontró nada, ningún altar. -Estúpida que estás haciendo- Pensaba mientras sonreía Llegó la hora del cierre de tienda y se escuchaba como se aproximaba una tormenta, habría lluvias intensas y todos se apresuraban a irse a sus casas. Dalia continuaba en su oficina revisando correos mientras que un miembro de la seguridad de la tienda le indicaba que ella era la última, se dirigió a la salida y checó su salida. Sin embargo se acordó que había olvidado un documento importante y sin que nadie se percatara de ello regresó a su oficina. Dio una última revisada a los correos y preparó un archivo para enviarlo por la mañana, al salir de la oficina, vio con angustia que estaba todo cerrado, por enésima vez la habían dejado dentro de la tienda sin que nadie se diera cuenta. Regresó a su oficina y no podía creer lo que pasaba, apagó las luces para comprobar que no estaba loca y que su imaginación no la traicionaba. nada no pasó nada,’ -Que tonta eres Delia- sonreía Salió para hacer una llamada de servicio al cliente y cuando se dirigía al modulo pudo ver a lo lejos en el área de recibo una sombra que pasaba. No sintió miedo y tomó la bocina del teléfono: si había tono. En un instante las luces se iban apagando y todo se iba quedando en penumbras hasta quedar iluminada el área donde estaba, vio como en la parte obscura de la tienda se movían algunas sombras que iban y venían. Un escalofrío recorrió su espina y antes de que la ultima luz se apagara sintió una breve y sutil humedad en sus partes intimas, mientras colgaba la bocina ella lentamente se despojaba de su blusa y susurró.


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